Esta noche quisiera tomarme unos minutos para compartir con todos ustedes una historia de la vida real, de la cual puedo dar fe porque fui uno de los protagonistas de la misma. Con esto no pretendo hacer del presente relato más o menos importante que miles de historias desafortunadas que muchas personas han podido contar, pero me gustaría hablarles de la experiencia que tuvimos acá en casa durante 3 días viviendo en carne propia el lamentable estado en el que se encuentra el sistema de salud venezolano, específicamente el de la ciudad de Caracas. Antes de comenzar me gustaría hacer la siguiente aclaratoria... no quisiera que esto que voy a contarles se utilice de forma amarillista con connotación política porque la intención no radica en ubicar culpables, solo espero que esta sea una ventana que nos muestre el grave problema a nivel de salud pública que existe en nuestro país, del cual espero no tengan que depender para entender la magnitud de la situación a la que millones de personas han tenido que enfrentar.
- Una diálisis de emergencia -
Para quienes no lo sepan, mi abuelo lamentablemente producto del deterioro asociado al paso de los años comenzó a desarrollar una insuficiencia renal que tuvo un avance progresivo. Durante el primer trimestre del año en una de sus consultas rutinarias cada cierto número de meses, su nefróloga en su última sesión recomendó al abuelo someterse a un proceso de diálisis ya que el funcionamiento de sus riñones se encontraba muy por debajo de lo médicamente contemplado para una persona de su edad. Una vez explicado esto, entre las opciones que le dio la nefróloga el abuelo optó por prepararse para hemodiálisis, para lo cual se le debía realizar una operación en uno de sus brazos para hacerle una fístula que facilitase dicho proceso. Dicha operación fue realizada hace un mes y la zona debía permanecer en recuperación por espacio de un par de meses más por lo menos (Todo esto hecho gracias a la colaboración de la fundación España Salud, la cual brinda un seguro a los ciudadanos españoles residenciados fuera de su tierra natal).
- Día 1 -
El caso es que el día domingo 9 de noviembre mi abuelo reportó sentir cierta dificultad para poder respirar así como debilidad general, por lo cual a primeras horas de la mañana lo llevamos al servicio de emergencia de una clínica privada ubicada en las cercanías de la Av Nueva Granada. Una vez ingresando al lugar el abuelo es llevado a un cubículo y se le hace la medición de sus valores básicos, pero llamó mucho la atención que no hicieron ningún tipo de procedimiento para ayudarle hasta que se verificasen todos los datos referentes al sistema de pago que se iba a manejar, que en este caso correspondía a una cuota asignada por España Salud que no excedía los diez mil bolívares.
Al hacer la verificación y determinar que el seguro solo cubriría dicha cuota, comenzamos a notar una actitud bastante desagradable por parte de la que parecía ser la jefa del servicio de enfermeras, quien en todo momento nos trató de una forma en la que se hizo muy notoria su molestia para con nosotros. Pero lo que más indignación nos causó fue que al parecer había una especie de acuerdo entre el cardiólogo que vino a atender al abuelo y la dama en cuestión, ya que esta última le preguntó cuanto cubría el seguro y el médico le habló de la baja cobertura y de nuestra intención de llevarlo a un lugar donde pudiesen atenderle mejor (cosa que justamente sugirió el médico como medida de presión) ya que sospechábamos que su problema no se debía a lo que el cardiólogo alegaba. El caso es que nos hicieron esperar mucho tiempo para darnos el alta, y pese a que el doctor nos iba a dar unas recomendaciones y récipes por escrito, al parecer por órdenes de la jefa de enfermeras dicho documento nunca llegó a nuestras manos.
De allí nos fuimos al Clínico Universitario y el panorama fue mucho peor: Solo habían entre 3 o 4 médicos para atender en el área de emergencias, de los cuales 2 nos rebotaron vulgarmente hablando, mientras que la doctora restante se encontraba suturando a un par de heridos por puñaladas que estaban antes que nosotros. Al ver esta situación decidimos trasladarnos a otro lugar pero cuando íbamos a abordar el taxi el abuelo sufrió una descompensación debido a que su hemoglobina se encontraba muy baja. El personal de seguridad muy gentilmente nos auxilió dada la severidad del caso y uno de los médicos que nos había rebotado decidió hacerle triaje y redactar un informe en el cual recomendaba se le hiciese una transfusión sanguínea dado su problema anémico. Nos tuvimos que ir del clínico dado que el banco de sangre no estaba funcionando ya que el mismo no tenía insumos, y que además no habían monitores disponibles ya que el único que estaba en funcionamiento estaba siendo utilizado por un herido de bala... Siendo así la recomendación fue que nos dirigiéramos al Hospital Vargas con el informe hecho a mano que nos entregaban ya que el mismo contaba con un banco de sangre mucho mejor abastecido que el que el Clínico podía ofrecer.
Con la premura de ver que ya la debilidad le estaba ocasionando desmayos al abuelo, tomamos un taxi hasta el hospital Vargas e ingresamos por emergencia solicitando una silla de ruedas a uno de los camilleros. Allí afortunadamente nos atendió un doctor muy joven (en apariencia contemporáneo conmigo) quien nos explicó que era contraindicado hacer una transfusión si el abuelo no había sido dializado, por lo cual se toma el tiempo para elaborar una referencia por escrito donde hace una descripción general de su situación y elabora la recomendación para la realización de una diálisis de emergencia conjuntamente con una transfusión, para lo cual recomendó trasladar al abuelo al hospital Pérez Carreño donde se le podía hacer dicho procedimiento.
Tomamos un taxi y nos dirigimos al hospital Perez Carreño ubicado en La Paz y el panorama fue aún mucho peor que el del Clínico Universitario, ya que la cantidad de heridos de gravedad que ingresaban al área de emergencia era muy alta, pero por fortuna la unidad de díálisis y transfusiones se encontraba en un espacio diferente y finalmente pudimos encontrar un doctor que nos atendiese pese al ambiente caótico que reinaba en la entrada del centro de salud. Dicho médico nos explicó que en efecto el abuelo necesitaba una transfusión pero que dado su problema anémico requería una diálisis de emergencia porque el diferencial entre los valores de su sangre y la que iba a recibir podían ocasionarle un paro cardíaco. Se intentó buscar un catéter para insertárselo y hacerle la diálisis ya que habían máquinas disponibles, pero desafortunadamente no habían insumos y se decidió trasladar al abuelo de vuelta a casa para que pudiese tener una noche de sueño de mejor calidad que aquella que el área del hospital podia ofrecer. De esta forma se decidió tomar un taxi y llevarlo de vuelta a casa pero cabe destacar que ninguno de estos centros médicos; a excepción de la clínica privada, le pudo dar ni siquiera hidratación vía intravenosa.
- Día 2 -
Afortunadamente... aunque no se si tildarlo de esta forma... producto del agite del día anterior el abuelo pudo hacer una noche de sueño casi corrido pese a su problema respiratorio. Este día (Lunes 10 de Noviembre) nos centramos como tal en la búsqueda de un catéter para diálisis así como ubicar al cirujano cardiovascular del abuelo para que le hiciese la operación. Después de buscar en muchos centros finalmente casi a las 5 de la tarde se pudo ubicar el producto en cuestión, el cual el cardiólogo del abuelo certificó como adecuado el catéter en base a una fotografía que le enviaron desde la tienda a través de un teléfono inteligente. Sin embargo esa noche el abuelo tuvo muchos problemas para poder dormir debido a los inconvenientes respiratorios que ya venía presentando.
- Dia 3 -
El día 11 de Noviembre nos levantamos temprano y nos dirigimos a una clínica privada ubicada en Altamira, ya que allí es donde se ve en consulta con su cardiólogo quien sería el mismo en hacerle la intervención quirúrgica para implantarle el catéter. Afortunadamente todo el proceso salió bien y a las 12 salimos del centro clínico para dirigirnos directamente al hospital Pérez Carreño, en el cual el día domingo nos garantizaron que le podrían hacer su diálisis así como su transfusión sanguínea.
Tomamos un taxi y nos dirigimos hasta el hospital para encontrarnos con una situación bastante desfavorable. Pese a que logramos contactar al mismo doctor que nos quiso apoyar la noche de aquél domingo, este día la unidad estaba repleta y no habían máquinas disponibles para hacerle la diálisis al abuelo salvo la que se usa con los pacientes que padecen algún tipo de enfermedad de transmisión sanguínea como la hepatitis o el VIH, a la cual por obvias razones no lo iban a conectar. Se hizo todo lo posible para ubicarle una máquina pero lamentablemente no había ninguna libre y el abuelo no cumplía con los requisitos para ser ingresado de emergencia, pese a tener un grado de debilidad en el que ya no podía casi caminar y estar completamente pálido por sus bajos niveles de hemoglobina. Siendo esta la situación, decidimos probar suerte en un centro de diálisis que queda por la avenida Nueva Granada por lo que tomamos un taxi para trasladarnos al lugar mencionado, pero pese a nuestra insistencia de recibir algún tipo de informe o referencia, los doctores que se acercaron para asesorarnos no quisieron emitir ningún tipo de escrito que diese fe de nuestra estadía en el centro ni de las recomendaciones emitidas por los médicos tratantes de la institución hospitalaria. Al final solo se comprometieron a hacerle la transfusión al abuelo si y solo si previamente lográbamos que se le hiciera al menos una sesión de diálisis de emergencia en alguna institución.
Una vez que llegamos al centro de diálisis solicitamos una silla de ruedas ya que el abuelo no se encontraba en condiciones de caminar. Después de haber ingresado a las instalaciones y exponer con detalle el caso a la recepcionista, esta nos pone en contacto con la directora de la unidad quien nos informa que no puede hacerle la diálisis ya que no tienen equipos para atender emergencias, y que además en este momento estaban copados y no podían recibir casos que no fuesen remitidos directamente por el Seguro Social. Así que así sin más nuevamente nos mandaron a la calle sugiriéndonos que probásemos suerte en el Hospital Militar ya que allí si atienden este tipo de casos y estaban perfectamente dotados para hacer frente a una situación como la que atravesaba el abuelo.
Tomamos otro taxi y nos fuimos al Hospital Militar. Como en los casos anteriores, ingresamos por el área de emergencia solicitando el apoyo con silla de ruedas... ya para estas alturas yo prácticamente tenía que cargar al abuelo para poder sentarlo puesto que no se podía mantener en pie por si solo. Una vez allí yo ingreso con él, y el doctor que nos atiende nos informa que ellos no tenían como realizar diálisis de emergencia ya que no contaban con los equipos para ello. Ya para este punto me encontraba desesperado y muy molesto por lo que insistí mucho en que por lo menos lo examinasen y le colocasen al menos un suero intravenoso para hidratarlo ya que no había ingerido ningún tipo de alimento producto del ajetreo del constante traslado entre hospitales. Así fue que 2 médicos comenzaron a examinar al abuelo pero no hicieron nada más allá de tomarle la tensión y verificar con un aparato si era diabético, una de las doctoras bastante apenada elaboró un informe en el cual nos remitían ahora al Hospital Domingo Luciani en El Llanito para que le hicieran una diálisis de emergencia al abuelo disculpándose por no poder hacer más.
Para variar esta vez decidimos llamar al servicio de ambulancias de Rescarven (al cual estamos suscritos), pero alegaron que no podían hacer el traslado si no había una garantía de que atenderían al abuelo en el lugar al que lo queríamos llevar. De manera que ya muy molestos, nerviosos y asustados decidimos tomar otro taxi casi a las 6 pm (el único que estuvo dispuesto a hacernos la carrera ya que el alegato era que para allá había mucha cola y no se arriesgaban) el cual nos llevó a nuestro destino en hora y media más o menos a causa de los embotellamientos producto de las colas. Cuando llegamos a la entrada de emergencia vimos el peor panorama que pudimos haber visto durante toda nuestra travesía en estos días; la emergencia estaba colapsada de casos que habian estado llegando durante todo el día y nosotros a primera vista eramos algo así como el caso menos grave que llegó en ese momento. Sin embargo igual solicité el apoyo de la silla de ruedas e ingresé a las instalaciones junto con el abuelo dejando a mi mamá por fuera ya que solo se permitía un acompañante por paciente, pero una vez dentro una enfermera muy mal encarada nos pidió los datos y al saber que veníamos de la bandera y necesitábamos una diálisis de emergencia inmediatamente dijo de una forma muy irritante: "Lo siento pero por zonificación a tu abuelo le corresponde el Clínico Universitario, así que llévatelo..." (Hija de puta!!! con el perdón de todos ustedes...) respiré hondo y le dije presionando los puños con ganas de lanzarle un coñazo que este hospital no era nuestra primera opción y que tenemos todo el día dando vueltas por Caracas buscando un centro donde le hagan diálisis de emergencia porque está muy débil y necesita una transfusión sanguínea a riesgo de morir si no se la hacían. Con la misma ella tomó el informe y le escribió por detrás que el centro no estaba habilitado con equipos para hacer el procedimiento que requería el abuelo y le estampó un sello con el logotipo del Hospital. Muy molesto le pedí que al menos me ayudase a estabilizarlo pero ahí ya bajó ese tono que tanta arrechera me causaba y me dijo que no había capacidad operativa para atender al abuelo señalándome a todas las personas que estaban en la sala y alegándome que no mentía al decirme todo esto.
Ya de verdad muy asustados y sin saber que hacer, lo único que se nos ocurrió fue buscar un taxi que nos llevase al Hospital Vargas nuevamente ya que fue el único centro donde atendieron dignamente al abuelo dentro de todas las dificultades que afrontaba la institución. Tardamos una hora en conseguir un carro que nos trasladase pero finalmente hallamos uno y nos trasladó bastante rápido al lugar en cuestión. Una vez que llegamos solicitamos el servicio de silla de ruedas y nos ingresaron directamente al área de atención, allí nos atendió una doctora muy amable que vio todos nuestros informes y nos dijo que podían ingresar al abuelo para atenderlo y tratar su debilidad general pero nos recordaron que no tenían capacidad operativa para darle una diálisis de emergencia. Insistimos en que por favor ingresaran al abuelo ya que temíamos que le diese algo en la madrugada si lo llevábamos a la casa, así que inmediatamente le hicieron sus exámenes y lo pasaron a un área donde procedieron a tomarle una vía y a través de ella hidratarle y sumistrarle medicamentos para tratar su debilidad.
El abuelo comenzó a recibir sus medicamentos más o menos como a las 10 pm y me permitieron hacerle compañía mientras mi mamá ayudaba a los médicos a llenar un formulario para formalizar su ingreso. Mientras estuvo en la silla sentado se le veía algo inquieto tratando de descansar debido a la dificultad respiratoria que experimentaba cuando estaba parcialmente recostado. El caso es que más o menos como a las 12 pm justo cuando mi madre se sienta frente a el para ver como está, en cuestión de segundos abre los ojos de par en par, su boca se queda abierta y su abdomen deja de moverse... Le había dado un paro respiratorio. Los médicos ingresan al lugar y lo trasladan a un área similar a terapia intensiva donde todos los galenos presentes trataban de reanimar a mi abuelo (Una imagen muy impactante), allí cerraron la puerta y nos dejaron fuera a merced de nuestros pensamientos que se debatían entre la esperanza y el pesimismo fatalista. Después de 30 minutos salió la doctora y nos informó que el abuelo afortunadamente logró sobrevivir al paro respiratorio pero que estaría conectado a un respirador, y que aunque en estos momentos permanecía estable, existía una gran posibilidad de que falleciese producto de una falla renal ya que en ese estado no era posible hacerle diálisis.
- Último día -
El caso para concluir es que mi abuelo falleció esta mañana del 13 de Noviembre a las 5:30 am más o menos producto de un paro respiratorio motivado por su agravada debilidad. Lamentablemente hemos pasado a contar una historia más de los tantos decesos que pueden ser contabilizados cada día. Como lo dije al inicio de este post, no me tomé a la tarea de escribir todo esto con la intención de que sea utilizado como bandera política para hacer críticas dirigidas a caldear los ánimos, pero si quisiera que quedase muy claro el gran problema de salud pública que estamos atravesando, donde lamentablemente fallecen personas porque los centros hospitalarios realmente no tienen la capacidad operativa ni los insumos para atender el alto flujo de casos que llegan a las salas de emergencias en todo el territorio nacional.Espero que todo este relato más allá de dejar un profundo llamado a la reflexión desde la fibra de lo más visceral y emotivo, nos permita entender que esto es realmente grave y que es el pan de cada día de las personas que tienen la necesidad urgente de ser atendidos y no cuentan con recursos como para ir a una institución privada, y que espero que para entenderlo no tengas que vivir nada de lo que he dicho en estas líneas ni alguna situación remotamente parecida.
No busco fama ni lucrarme contando esta historia, pero me gustaría que por favor si te tomaste el tiempo para leer todo esto lo compartieras para que cada vez más personas nos demos cuenta que esto realmente ocurre y que nadie es ajeno a la posibilidad de verse en la necesidad de recurrir a un centro de salud ya sea público o privado para tratar una emergencia sea cual sea su calibre.
Muchas gracias por tu atención, y espero que este escrito haya sido de utilidad.